En el mundo del café, la cafetera italiana, también conocida como moka, ocupa un lugar muy especial. Su diseño icónico y su utilidad la han convertido en uno de los artilugios para la elaboración de café más vendidos del mundo. Más aún, su particular funcionamiento da lugar a una bebida que ofrece unas características distintivas; un café que cuenta con una legión de seguidores que por nada del mundo cambiarían su <<taza de italiana>> por ningún espresso.
Historia
La historia de la cafetera italiana se remonta al año 1933, cuando el ingeniero Alfonso Bialetti diseñó el primer modelo, conocido como la "Moka Express". La aparición de este diseño ha sido objeto de estudio histórico y sociológico, pues ocurrió en un momento, los años 30, en los que la Italia fascista buscaba símbolos de modernidad. La cafetera de Bialetti estaba construida en aluminio, un material que el régimen de Mussolini había identificado con el progreso (se quiso hacer del aluminio el “metal nacional”), por lo que la Moka Express se consideró todo un logro nacional.
La cafetera, además, contaba con un diseño poliédrico de líneas rectas que resultaba muy moderno. Esto era importante, pues una de sus características más destacadas era que la misma “máquina” funciona como recipiente para servir el café una vez preparado, con lo cual era un artilugio que tenía que lucir en la mesa, junto al juego café y la cubertería. El diseño de la cafetera italiana es tan icónico que ha apareciendo en museos de diseño y arte industrial de todo el mundo.
Pero lo realmente revolucionario de la Moka fue que permitía elaborar en casa un café fuerte (hasta entonces se elaboraba el café doméstico por infusión), permitiendo que la gente empezase a consumir en sus hogares una bebida parecida a la que se servía en las cafeterías. Así, la popularidad de la cafetera italiana aumentó rápidamente, convirtiéndose en un símbolo de la cultura cafetera italiana. Allí pronto recibió el apelativo cariñoso de machinetta (maquinita). Su presencia en los hogares italianos pronto se extendió más allá de las fronteras del país, conquistando el corazón de amantes del café en todo el mundo, pero principalmente en Europa y América Latina, donde hay una machinetta en casi cada hogar.
Cómo funciona
La magia de la cafetera italiana reside en su simplicidad y eficiencia. El aparato cuenta con tres partes diferenciadas. En la inferior se sitúa el agua, en el intermedio el café molido y en el superior se recoge la infusión ya preparada.
Al cerrar la cafetera y colocarla sobre el fuego, el agua se calienta, aumenta la presión y el vapor se ve impelido a ascender atravesando el filtro donde está el café molido. Este viaje a través del filtro produce un café rico y aromático que se acumula en la parte superior de la cafetera a través de una cánula.
El sonido distintivo de la cafetera italiana, un suave gorgoteo cuando el café está listo, es música para los oídos de los amantes del café. El resultado es una taza con una crema suave y un sabor fuerte, muy del gusto del público italiano.
La Moka permite, además, cierta “personalización”. Dependiendo la proporción de agua/café que se use, de lo mucho o poco que se comprima el café molido o incluso del tipo de molienda, se obtendrá un resultado u otro, lo que permite a los usuarios ajustar la intensidad y el sabor según sus preferencias.
¿Es el Moka Express un espresso?
Aunque la intención de Bialetti era la de crear una cafetera que produjera café espresso (de ahí su nombre comercial), lo cierto es que el “café de italiana” no está considerado hoy en día un espresso. ¿Por qué? Porque hacen falta 9 bares de presión para producir un auténtico espresso y la italiana solo logra presiones de 1,5 bares.
En cualquier caso, la cafetera italiana ha resistido la prueba del tiempo mejor que ninguna otra y sigue siendo una elección popular para los amantes del café que buscan la combinación perfecta de simplicidad y sabor. Su presencia en la vida diaria de tantísima gente es un testimonio del impacto duradero de la invención de Bialetti.